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Cuando las imágenes del brutal asesinato del periodista James Foley empezaron a moverse, las reacciones no tardaron en llegar. Volvía así a hablarse de “los nuevos bárbaros”, de “cáncer”, de “guerra de civilizaciones”… en una especie de viaje en el tiempo que nos catapultaba a la retórica de guerra que siguió al 11 de septiembre, ideada por Bush, Blair y Aznar.

Justo hace unos días acaban de publicar un vídeo que muestra la “ejecución masiva de 250 soldados sirios” y también se habla de violaciones y esclavitud sexual en sus prisiones. En efecto, ISIS será el próximo enemigo de la democracia en un conflicto armado que amenaza los valores sobre los que se construyen nuestras sociedades. Sin embargo, su terror también basa en procurar que no entendamos nada. Por eso intentamos dilucidar aquí cuáles son sus raíces y sus fuentes de alimentación.

1. Guerra contra las clases altas. El Estado Islámico surge a raíz de la sensación de aislamiento y discriminación de la comunidad más extensa del Islam, los suníes, dispersa por distintos países de Oriente Próximo. Pero también bebe de un choque de clases: el ISIS es un movimiento popular que da la espalda a los jeques wahabitas suníes y pasa a la acción. Ya ha cogido las armas para defender al pueblo suní y ha radicalizado su visión del Islam: del wahabismo ha pasado al salafismo. Ellos son los “yihadistas verdaderos” y han creado un Califato en el que los ricos no gozarán del mismo estatus.

2. De Bush al vacío sirio. Uno de los principales gérmenes del Estado Islámico fue el gobierno corrupto chií que colocó la administración Bush tras la guerra contra Saddam Hussein. A continuación, el ISIS se alimentó de los espacios y el abandono de las revueltas antiautoritarias de la Primavera Árabe. Si vives oprimido en un país como Siria, donde la guerra ya ha causado 191.000 muertes, te irás con quien te ofrezca armamento. Aunque sean islamistas. Y estos del ISIS van sobrados.

3. Terror del pueblo, pero para el pueblo: La violencia extrema del Estado Islámico contra quienes se le opone o estorba se combina con una estudiada acción social: el ISIS corta cabezas y las clava en la zanja de una plaza de Raqqa, pero también reparte alimentos, abre centros médicos, crea canalizaciones de agua y eventos festivos. El ISIS se alimenta de población desesperada por un poco de tranquilidad. A cambio ha de vivir bajo el control y la dominación de la sharía. Como dice en The Guardian el analista Hassan Hassan: “Un residente me dijo que hacía meses que la ciudad no era tan segura, no se oyen disparos porque las luchas internas entre rebeldes se han detenido. Todos han jurado lealtad a ISIS o han huido si han hecho dinero con el petróleo”.

4. Los amigos de ISIS también son los amigos de Occidente.Quienes financiaron las armas a los islamistas en Siria fueron Arabia Saudí y Catar, los países árabes más ricos en petróleo, con el objetivo de frenar a sus enemigos chiíes en Irán, Irak, Líbano y la misma Siria. Arabia Saudí es Papá, aliado de Estados Unidos, que financia organizaciones terroristas desde 1970 para implantar su visión dura e intolerante del Islam (se calcula que unos 6.000 millones de euros). Mamá Catar, el país con más renta per cápita del mundo, es la otra potencia wahabita de la región; también es más liberal en cuanto a los postulados religiosos y se nutre de las industrias occidentales. Arabia Saudí mata e invierte en regímenes restrictivos; Catar va en la camiseta del FC Barcelona, organizará la copa del mundo en 2022 y financia el islamismo de base como Hermanos Musulmanes en Egipto o Hamás. Además financia una televisión de calidad como Al Jazeera. Mamá se lleva mejor con los chiíes. Y aunque oficialmente Papá y Mamá han retirado la paga al ISIS, ya es demasiado tarde.

5. El gran negocio de ISIS. ISIS es el grupo terrorista mejor financiado del mundo. Tiene 2.000 millones de dólares en el banco gracias a sus victorias militares (los talibanes, los siguientes en la lista, tienen 560 millones). Después de la toma de Mosul en junio, el Estado Islámico ingresa 3 millones diarios gracias a la toma de los campos de petróleo. Por su parte, la financiación privada desde Catar y de algunos predicadores saudíes no se detiene.

6. Los mejores community managers. El Estado Islámico tiene seguidores que trabajan para difundir su mensaje en Twitter: traducen su propaganda al alemán, al ruso, inglés e indonesio. Cada segundo se publican 5.700 tuits a favor del ISIS, y lo común es sobrepasar los 40.000 al día. La propia plataforma se ve imposibilitada para frenar su fuerza en la red. Pero el ISIS también produce vídeos de calidad, anuncios, distribuye flyers por Londres y hasta tiene merchandising en forma de camisetas que se venden en aeropuertos amigos.

7. El mejor ejército de la zona (tras Israel). Algunos expertos afirman que detrás de Israel, el Estado Islámico es la potencia militar más fuerte de la región. Las cifras reales sobre su número de soldados disponibles se desconocen, pero oscilan entre los 10.000 y los 80.000. A lo largo de 56.000 kilómetros cuadrados, 6 millones de personas viven bajo su ley entre Irak y Siria. Ahora se luchan por Alepo.

8. ¡Es el neocolonialismo, estúpido! Desde la Primera Guerra Mundial, cuando Francia y Gran Bretaña se repartieron sin escrúpulos el Imperio Otomano y se creó el estado de Irak, se piensa que con dinero o armas los países musulmanes adoptarán el modelo de democracia occidental; un modelo, por otro lado, fallido. Occidente se ha aliado con dictadores y jeques a cambio de explotaciones petrolíferas y otros intereses estratégicos. Eso sí: las élites de estos países, con las que hacemos jugosos negocios y tomamos copas en los rascacielos de Dubai, no quieren el poder para ser como nosotros. Ellos quieren el dinero para ser ellos mismos, para imponer su visión dura del Islam que nunca les azotará a ellos, los hombres ricos. Los propios gobiernos de las regiones amenazadas por el Estado Islámico saben lo que representa un Califato aupado por el pueblo, con poco espacio para momentos de modernidad dentro de sus grandes palacios.

9. El Estado Islámico quiere ser el lobo feroz. Quiere infligir terror y avivar la tensión internacional sin malgastar los efectivos que necesita para expandirse. El miedo de la población occidental es un arma política de primer orden y de doble filo para nuestros gobiernos, pues es a través de la guerra como se consiguen los recursos energéticos cada vez más escasos.

10. Afganistán, Irak… ISIS, ¿otro déja vu más? Occidente baraja varias opciones. La primera es apoyar la dictadura Al Assad a pesar de la impopularidad que eso produciría. La segunda es confiar en el estado fallido y corrupto de Irak. Por último, también se puede confiar en que Arabia Saudí y Catar frenen el avance del Estado Islámico, a pesar de que ellos mismo lo engendraron.

Bola extra: parecidos y diferencias. ISIS es distinto a los anteriores enemigos públicos yihadistas: el asesino de James Foley fue un joven rapero británico, dominan las técnicas de marketing y se financian a través de los aliados de Occidente. Su Califato está muy lejos de nuestras sociedades, pero muchos de quienes matan por él han nacido y vivido entre nosotros. En un mundo global y cuyos latidos se mueven cada vez más al son de las redes, la guerra de civilizaciones hace aguas y pide un análisis más complejo, más real. Por ahora todo apunta a que una nueva coalición internacional, aún sin una forma definida, volverá a invadir Irak, y lo hará también para redimirse. Obama busca aliados a pesar de los errores cometidos en 2003.



Informa: http://laeradeaquario.blogspot.com.es
Fuente: http://laverdadconspiranoica.com

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